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La digitalización en las aulas, una necesidad del presente

La llegada del coronavirus obligó a la sociedad a reinventarse y adaptarse a un nuevo escenario para el que solo unos pocos estaban preparados. En la educación, docentes, estudiantes y familias tuvieron que hacer un gran esfuerzo para adaptar y trasladar la actividad educativa a las plataformas digitales. Pese a que esta adaptación supuso un gran reto para todos, el resultado fue extraordinario y tanto alumnado como profesorado estuvieron a la altura de las circunstancias.

Gracias a la tecnología la educación no se detuvo durante los primeros meses de confinamiento. Así lo muestran los datos recogidos en un estudio realizado por IPSOS para Samsung sobre los hábitos de los españoles durante ese periodo y sus perspectivas de futuro.

Según el informe, el 82% de los hogares con niños en edad escolar disponían de los medios necesarios para facilitar la formación online escolar. La pregunta que se hace la comunidad educativa un año después es: ¿cuál será el modelo para los próximos años postpandemia?

Un camino hacia la digitalización

En la actualidad la situación es muy cambiante y seguirá marcada por la incertidumbre hasta que podamos vencer al virus, pero lo que es una realidad es que la digitalización en las aulas ha llegado para quedarse.

En estos momentos se han podido retomar las clases 100% presenciales, pero los colegios ya están preparados y dotados de los medios necesarios para hacer frente a los confinamientos puntuales de estudiantes y las posibles nuevas olas de contagios gracias, por ejemplo, a las clases en ‘streaming’.

Seguramente en el futuro habrá que trabajar en un sistema híbrido que alterne la docencia física con la telemática. Y, no cabe duda, de que esto supone un reto: hay que incrementar las competencias digitales tanto de alumnos como de docentes.

Aunque es cierto que cada vez más la tecnología se integra en los procesos educativos, hay que formar continuamente en habilidades digitales. Un profesorado formado, será capaz de abordar cualquier tipo de proyecto educativo con sus estudiantes dentro y fuera del aula.

De hecho, un 95% de los docentes que ya venían trabajando con tecnología antes de la pandemia, como es el caso de los centros del proyecto Samsung Smart School, afirman que pudieron acometer este cambio de manera sencilla, puesto que siguieron trabajando de la misma forma que lo venían haciendo hasta el momento, pero desde casa.

La formación continua, clave en el cambio metodológico

Dentro de diez años, las tecnologías permitirán una mayor personalización de los contenidos curriculares adaptándose en mayor medida a los ritmos de cada alumno.

Además, con la mediación del canal digital, cambiará el concepto de aprendizaje tradicional y los pupilos se convertirán en sujetos activos de su propia educación, aumentando tanto su motivación como su autonomía.

Por su parte, el profesorado debe ir más allá de su labor de transmisores de conocimiento y asumir un nuevo rol de coordinadores o facilitadores para ayudar a los estudiantes a adquirir los conocimientos y capacidades necesarias, además de fomentar los ambientes multidisciplinares y el trabajo en equipo.

Por ello, y para que puedan afrontar este cambio metodológico con éxito, la formación debe ser continua, al igual que sucede en otros sectores.

Durante la pandemia el sector sanitario ha sido el que más ha sufrido, ellos han tenido que salvar vidas, pero el siguiente colectivo que más se ha sacrificado y que también merece nuestro reconocimiento ha sido el profesorado.

Gracias a esos profesores que han trabajado duro con ilusión y perseverancia para salvar la educación y no dejar que sus alumnos se quedaran atrás. Los grandes cambios requieren tiempo y consenso social, pero como ha evidenciado la situación actual, la implementación de la tecnología en la educación es una necesidad del presente y del futuro.